El Futuro Común: Reconfiguración Planetaria de Derechos Humanos en el Marco de la Emergencia Climática
UN FUTURO COMÚN Y PLANETARIO
El mundo atraviesa un momento crítico en el que la crisis climática está transformando no solo los ecosistemas, sino también la estructura de los derechos humanos, el Estado y la sociedad en su conjunto. Los derechos humanos, tradicionalmente concebidos bajo los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad, enfrentan una metamorfosis que trasciende las interpretaciones clásicas. Hoy, la “regresión” de estos derechos no debe ser vista como una pérdida permanente, sino como una contracción que forma parte del proceso natural de adaptación y reorganización ante un escenario global cambiante.
El Contexto Actual de Regresión: Un Sistema en Contracción
La idea de regresividad en los derechos humanos ha sido central en los debates sobre la situación actual de muchos países, incluido México. Sin embargo, es vital reconocer que la regresión no siempre significa una pérdida absoluta. En muchos casos, es una pausa, una contracción temporal que refleja la incapacidad de un sistema consolidado para mantenerse estático en un entorno en constante transformación. La progresividad, que originalmente implica un avance continuo, ahora se enfrenta a desafíos temporales que requieren de una reestructuración y adaptación a las nuevas realidades que plantea la crisis climática y la aparición de nuevos bloques de poder, como las inteligencias artificiales y entidades globales que modifican las bases del Estado y sus capacidades de gobernanza.
Derechos Humanos y la Emergencia Climática: Un Nuevo Reconocimiento
La emergencia climática ha cambiado radicalmente el estado de cosas, incluyendo el reconocimiento de derechos y garantías. No solo enfrentamos catástrofes medioambientales, sino que también estamos presenciando la transformación de los Estados, sus fronteras y formas de gobernanza. En este nuevo escenario, el sistema de derechos humanos debe evolucionar y adaptarse a las realidades impuestas por los fenómenos climáticos y sociales. La emergencia ya no es una amenaza futura; es una realidad presente, y los derechos humanos deben reflejar este nuevo panorama. Los efectos del cambio climático ya están alterando la vida de millones de personas, y el derecho humano a un medio ambiente sano y sostenible se ha convertido en una prioridad que no puede ser ignorada.
En este sentido, el concepto de “derechos humanos planetarios” emerge como una necesidad inminente. El territorio, la población y las formas de gobierno están en constante evolución, y con ello la estructura de los derechos humanos debe expandirse y contraerse en función de las circunstancias. Los derechos humanos en la era climática son derechos que deben ser abordados desde una perspectiva interdependiente: ya no pueden separarse del contexto medioambiental, ni de la interrelación entre los derechos sociales, económicos y ambientales.
La Progresividad en la Protección de Derechos: ¿Regresión o Contracción?
El principio de progresividad, que ha sido un pilar fundamental en la protección de los derechos humanos, requiere de una nueva interpretación en el contexto de la emergencia climática. La progresividad ya no puede ser vista únicamente como un avance constante, sino como un proceso dinámico que involucra tanto expansiones como contracciones. Las contracciones en la protección de derechos no deben ser percibidas como derrotas, sino como ajustes necesarios dentro de un sistema que está en constante reconfiguración. La contracción es, de hecho, una característica de un sistema planetario que se enfrenta a cambios radicales y a nuevas realidades.
Este concepto es esencial para comprender cómo los derechos humanos y los sistemas de gobernanza evolucionan en respuesta a los desafíos globales. Las sociedades y Estados deben adaptarse a fenómenos complejos como la emergencia climática, el aumento de la desigualdad, y la creciente influencia de nuevas tecnologías y actores globales. En este proceso, la regresión puede ser vista como una etapa transitoria hacia una nueva expansión de derechos que, en última instancia, fortalecerá la estructura global de protección de los derechos humanos.
Un Nuevo Escenario Planetario: Hacia una Reconfiguración Global
El futuro común de la humanidad depende de nuestra capacidad para reconocer y actuar sobre las interconexiones entre los derechos humanos, el medio ambiente y la gobernanza global. La crisis climática es un fenómeno que afecta todos los aspectos de la vida en el planeta, y su impacto en los derechos humanos es innegable. A medida que los Estados, las sociedades y los individuos enfrentan los efectos devastadores del cambio climático, es esencial que el sistema global de derechos humanos evolucione para abordar estas nuevas realidades.
La contracción temporal en la protección de ciertos derechos no es más que una fase de reestructuración en un sistema planetario en constante movimiento. Las modificaciones sociales, culturales y naturales que estamos presenciando en diversos países y regiones son parte de este proceso de contracción y expansión. Esta dinámica es fundamental para el desarrollo de un sistema de derechos humanos más robusto y adaptable que pueda enfrentar los desafíos del siglo XXI.
Hacia el Futuro: La Necesidad de un Pacto Global
En este contexto, la adopción de un pacto global que reconozca la necesidad de una protección ampliada de los derechos humanos planetarios es urgente. Este pacto debe reconocer que la emergencia climática es una crisis existencial que requiere una respuesta colectiva e inmediata. No podemos permitirnos seguir operando bajo las antiguas premisas de progreso lineal y estático. El futuro común de la humanidad depende de nuestra capacidad para adaptarnos a los desafíos globales y para reconfigurar nuestros sistemas de derechos y gobernanza.
El “Futuro Común” no es solo una idea utópica; es una necesidad urgente. Los derechos humanos, tal como los conocemos, deben ser reestructurados y adaptados a las nuevas realidades del siglo XXI. La progresividad debe ser entendida no solo como un avance constante, sino como un proceso dinámico que requiere ajustes y reconfiguraciones. En este proceso, la contracción es una herramienta esencial para la evolución del sistema global de derechos humanos.
Este es el momento de actuar. La crisis climática no espera, y el sistema de derechos humanos debe evolucionar para enfrentar los desafíos del futuro. Invitamos a todas las partes interesadas a unirse a este esfuerzo global para proteger nuestro futuro común y asegurar que los derechos humanos sean una realidad para todas las personas en todos los rincones del mundo.
Roberto Juárez - Consultor e Investigador en Sostenibilidad y Cambio Climático.